Alanda 2021
Todo comienza con un relato. El relato de quiénes somos. Antes de ese relato no hay nada, tan solo una masa de carne, huesos y fluidos. Alanda es un proyecto que se sitúa justo al comienzo del relato, en el momento preciso en que somos nombradxs, planteando una ucronía personal que realmente puede ser la de todxs. La pseudoficción como laboratorio especulativo donde deconstruir los relatos hegemónicos y binarios, relatos que no por estar asumidos dejan de ser, también, ficciones.
Alanda parte de la premisa de que el lenguaje, del mismo modo que la imagen, construye la realidad. No existen cosas a las que luego se les da nombre sino que antes del nombre las cosas no existen y todo nombre implica, a su vez, una imagen. Entonces, si la realidad está hecha a base de ficciones, la ficción también puede ser real. En este proyecto no hay nada que sea mentira. Todos los datos ofrecidos son verídicos, tan solo cambia el nombre y con ello parecen cambiar otras muchas cosas.
El género binario se entiende como un hecho traumático que es inscrito en el cuerpo en el instante mismo del nacimiento a través del lenguaje. A partir de entonces los seres humanos dejamos ser especie para ser género, nos convertimos en hombres o mujeres, lo que condiciona nuestros cuerpos, relaciones y experiencias a lo largo de la vida. La identidad, cómo nos pensamos a nosotrxs mismxs y cómo nos relacionamos con el entorno, se construye por aceptación o rechazo de ese género impuesto. Hay mujeres que han sido instituidas como hombres y viceversa, hay quienes fluyen entre los géneros y hay personas que se identifican plenamente con cómo han sido nombradas.
Este proyecto nace del interés como mujer transgénero por reconstruir una genealogía ucrónica de mi propia persona, partiendo del supuesto de que se me hubiera asignado el género femenino desde el momento de nacer. Alanda propone un recorrido a través de la virtualidad y los mecanismos identitarios que generizan los cuerpos donde el lenguaje no es solo lenguaje sino que también se hace objeto. Trabajando con la fisicidad del lenguaje y entendiendo las palabras y las letras como artefactos constructivos que tienen peso, forma y materialidad. Bloques que construyen e inventan la realidad.
Alanda se materializa en un espacio instalativo compuesto por varias piezas de suelo y de pared que giran en torno a elementos constitutivos de la identidad como el DNI, la documentación oficial, las redes sociales, la bisutería, el selfie o la letra a (partícula de género femenino en español). Estas piezas muestran cómo los dispositivos de la identidad, un concepto un tanto abstracto y difuso, tienen un cuerpo físico. En definitiva, Alanda dibuja un mapa conceptual de cómo actúa el lenguaje sobre los cuerpos en un tiempo donde la tecnología se hace lenguaje y los cuerpos están insertos en lo virtual, situándose en los espacios liminales que se forman entre los binomios masculino/femenino, realidad/ficción, materia/virtualidad, y cuestionando su vigencia. Nos plantea, en última instancia, diversos interrogantes que afectan a cómo nos relacionamos con nuestra propia identidad y con lxs otrxs. Relaciones que presentan problemáticas de género que es urgente resolver.