À mes musltiples désirs 2023
Fotografías: Jorge Isla
Recortar una forma. Trazar su contorno.
El recortar es un acto multiplicador, siempre hay un negativo y un positivo. El corte no es una herida ni un límite sino más bien un espacio conectivo entre unas formas y otras, formas planas que nacen dejando otras formas detrás. Me pregunto si un contorno es lo que diferencia la forma de la superficie.
Entré en diciembre a la Sala Rekalde con una imagen rondándome. Dando vueltas a mi alrededor sin terminar nunca de acercarse. A veces las imágenes necesitan de una forma o de un material donde pararse a descansar, donde poder cristalizar. Entonces la sala estaba vacía, un espacio vacío con una mesa vacía. Las manos dolían del frío y Rekalde era más cobijo que taller. Quizás por eso empezaron a aparecer pequeños habitantes, algunos doblados, plegados, acurrucados, dándose calor. Casi como si la imagen estuviera tanteando el lugar, haciéndolo propio, ornamentándolo.
Poco a poco fuimos llegando los cuerpos, después de las imágenes. La sala ya estaba habitada. Había que construir espacios nuevos para nosotras. Me gustan los arcos porque proporcionan un lugar dentro de otro lugar. Algo íntimo similar a una capilla o un oratorio. Para hacer los arcos en la Edad Media usaban un objeto, la cimbra, que le daba la forma y después se retiraba dejando el hueco del vano. El arco, entonces, es solo el contorno entre el muro y la cimbra. Un dibujo cortando la planicie. ¿Qué ocurre si, en lugar de retirar la cimbra, retiramos el muro? ¿Cómo sería habitar el interior de una bóveda no de arcos sino de cimbras?
Recortar una forma. Trazar su contorno.
Cimbrear el espacio.